Qué ver en Raicedo
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El santuario se ubica en el valle de Iguña, muy cercano a las Fraguas. En estas tierras tuvieron propiedades el monasterio de Santillana y el Infantado de Covarrubias, sin embargo, ninguna se refiere a San Juan de Raicedo en sus múltiples documentos, por tanto, desconocemos su antiguo propietario. Sabemos que San Juan de Raicedo fue priorato de la Orden de San Juan de Jerusalén, razón por la que no aparece en los cartularios consultados.
Parece que desde su edificación, entró a formar parte del señorío temporal y espiritual de la orden de Malta. La fecha de construcción ronda el primer tercio del siglo XII, contado para su realización con algunos de los maestros que labraron las esculturas de Cervatos. La iglesia posee una sola nave, presbiterio y ábside semicircular.
Conserva magistralmente su estilo románico, a excepción de su espadaña, modificada posteriormente sobre la traza de la original de época románica y la adhesión de una sacristía, que cubre los muros del presbiterio y parte del ábside, probablemente en el siglo XVII. También se ha añadido una techumbre en el muro Sur a modo de porche, para proteger una puerta sencilla de arco apuntado, abierta o modificada en una fecha bastante avanzada de la construcción originaria.
El muro Sur conserva todos los canecillos románicos, todos muy sencillos. Sostienen una cornisa sencilla, decorada con dados. El resto del muro Sur del presbiterio queda oculto por la sacristía. El ábside se divide en tres zonas verticales debido a dos contrafuertes prismáticos, que escalonados, terminan a la altura de los canecillos. Parecen añadidos posteriormente a su construcción, si bien, dentro de la época románica.
La cornisa del ábside es similar a la del muro sur, salvo por la existencia de una greca de billetes, a veces, de distintos tamaños. Tiene tres ventanales, de tamaño parejo, en los que destacan los capiteles decorados con temática animal y vegetal. El ábside conserva una serie de canecillos de bastante buena factura. El muro Norte del presbiterio está decorado con canecillos y modillones. Lo más interesante de este muro, es una puerta resaltada entre dos contrafuertes, con chambrana decorada por hojas y animales, y una arquivolta sencilla, bastante primitiva. Siguiendo este estilo, los capiteles son muy sencillos y ciertamente toscos.
La portada está coronada por una cornisa muy sencilla, de simples losas, apoyadas sobre cuatro canecillos, y entre ellos, unas metopas muy toscas y borrosas. En el interior la cabecera es de tipo románico clásico, en bóvedas y tres ventanas. Lo más importante desde el punto de vista iconográfico, son los dos capiteles del arco triunfal, el izquierdo con entrelazado de serpentiformes y el derecho con una serie de anillos agrupados. También conserva una pila, tipo románica, lisa y sin decoración. En relación con las demás iglesias románicas de la región cántabra, y especialmente con la de Cervatos, parece clara la participación de algunos escultores maestros que trabajaron en la talla del santuario campurriano en la decoración de capiteles, metopas y canecillos de San Juan de Raicedo.
También encontramos nexos con la iglesia de Santa Eufemia de Cozuelos (Palencia). Si consideramos edificada la parte vieja de Santa Eufemia hacia 1135, coincide perfectamente con la fecha de realización de Cervatos en los alrededores de 1129, años aproximados en los que habría de construirse San Juan de Raicedo y la iglesia de la Puebla de San Vicente, cerca de Mave (Palencia) cuyos capiteles presentan temáticas idénticas a los de Raicedo.
Esto permite comprobar la penetración de los maestros de cantería, bien en dirección ascendente (desde el Norte de Palencia hacia la costa), o bien, lo que parece más factible, desde Cantabria hacia las tierras castellanas. Adjunto dos ejemplos que se pueden apreciar en esta iglesia de como el arte románico no solo presenta escenas bíblicas o simbólicas, sino que también recoge temas cotidianos y los dota de un contenido moral, ya sea para censurar ciertas actitudes, o para elogiarlas.